En mi caso, yo he dado dos años de filosofía, y en un sentido u otro no tienen nada que ver. Este año la clase de filosofía es muy llevadera, es amena y particularmente a mí me ha generado mucho interés la asignatura en sí. Tenemos un temario donde las cosas vienen explicadas de una forma clara, aún así el profesor nos lo hace de forma más sencilla esquematizándolo en la pizarra y poniendo ejemplos bastante claros sin importarle las veces que lo tenga que explicar para que nosotros lo entendamos, ni los ejemplos que tenga que poner.
La clase de filosofía es una de las pocas clases en las que prestamos atención toda la hora, ya sea porque tenemos que coger conceptos difíciles para entenderlos bien o lo llevadera que resulta, además es una clase divertida en la que cuando termina salimos todos riéndonos, aprendiendo y entendiendo bien el temario. Cuando la clase se empieza a alborotar el profesor pone en una esquina de la pizarra un cuadrado llamado el cuadrado de la muerte, en donde si pone tres rayas en él deja de dar la clase y utiliza otra dinámica totalmente distinta y opuesta.
En general, esta asignatura no presenta nada malo a simple vista, quizás de lo único que nos podamos quejar son de los exámenes, que en ocasiones resultan un poco complicados, una cosa que me gusta de los exámenes es que la respuesta que das en ellos no es una respuesta fija, es decir, puedes contestar lo que creas conveniente, ya que, lo que puntúa son las razones que das para justificar tu respuesta, por lo que hay que pensar. Sinceramente en mi opinión creía que la asignatura sería más complicada.
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